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«VEN Y VERÁS» (Firmado: Jesús)

enero 16, 2009 por Txetxu 3 comentarios

  LEO LA PALABRA (Juan 1, 35-42)

Al día siguiente, Juan estaba allí otra vez con dos de sus seguidores. Cuando vio pasar a
Jesús dijo:
–¡Mirad, ese es el Cordero de Dios!

Los dos seguidores de Juan le oyeron decir esto y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que le seguían, les preguntó:
–¿Qué estáis buscando?

Ellos dijeron:
–Maestro, ¿dónde vives?

Jesús les contestó:
Venid a verlo. Fueron, pues, y vieron dónde vivía; y pasaron con él el resto del día, porque ya eran como las cuatro de la tarde.

Uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús, era Andrés, hermano de Simón Pedro. Lo primero que hizo Andrés fue buscar a su hermano Simón. Le dijo:
Hemos encontrado al Mesías (que significa: Cristo).

Luego Andrés llevó a Simón a donde estaba Jesús, y cuando Jesús le vio, dijo:
-Tú eres Simón, hijo de Juan, pero serás llamado Cefas (que significa: Pedro).

 MEDITO LA PALABRA

Venir y ver, dos verbos que marcan el sentido de la lectura de hoy. Venir, ver, quedarse, estar con Jesús. Una buena propuesta para empezar el tiempo ordinario, el tiempo de la rutina, el tiempo más largo del año.

Jesús sale al encuentro de los que serán sus discípulos y los llama, los interroga y les pregunta: ¿Qué buscáis?  Alguna vez cuando nos hacen esta pregunta sabemos rápidamente la respuesta, otras dudamos. Porque, ¿realmente sabemos lo que buscamos? Ellos le dicen que le buscan a él, a Jesús: ¿Dónde vives? Que es como decir: ¿qué haces? ¿tienes familia? ¿qué te preocupa de la sociedad? Seguramente que Juan y Andrés tienen más curiosidad que ganas de «dejarse liar». Jesús es un tipo que llama la atención, así que le preguntan a ver de qué va. La respuesta de Jesús es: «Venid y ver».

Venid y ver significa que en la vida solo hay una forma de estar y es «viendo y estando». Lo demás son teorías. A Jesús se le conoce no en los libros, sino estando con él. Hay muchos chavales y jóvenes entusiastas con cambiar las cosas: la sociedad, tantas cosas injustas. Pero no se atreven a moverse. Esta es precisamente la propuesta de Jesús: moverse, salir del impasse. Seguro que da miedo salir de lo conocido, hacer opciones, pero la confianza en Jesús nos debe ayudar a superarlo. ¡Es nuestro amigo! ¿no?

Jesús sigue llamando hoy a personas que quieran seguirle. Lo importante es seguir a Jesús, estar con él. Esto basta, para que comience una aventura difícil de explicar. Con Jesús, la vida cambia; y de paso la sociedad, el barrio, la familia. Esto fue lo que les sucedió a los dos discípulos: “Rabí, ¿Dónde estás? Jesús los invita a experimentar su estilo de vida. Ellos fueron, vieron y el resultado fue que se quedaron con él.

¿En qué puede consistir para ti este «Ven y verás» que te propone Jesús?

  REZO CON LA PALABRA

 Jesús no tiene manos.
Tiene sólo nuestras manos para construir un mundo donde habita la justicia.
Jesús no tiene pies.
Tiene sólo nuestros pies para poner en marcha la libertad y el amor.
Jesús no tiene labios.
Tiene sólo nuestros labios para poder hacer llegar a todo el mundo palabras de esperanza y de futuro.
Jesús no tiene medios.
Tiene sólo nuestra acción para conseguir que todos los hombres sean hermanos.
Jesús nosotros somos tu evangelio, el único evangelio que la gente puede leer, si nuestras vidas son obras y palabras eficaces.
Jesús danos tu fuerza moral para desarrollar nuestros talentos i hacer bien todas las cosas.

Archivada en: Jesús te habla, Portada

TU ERES MI HIJO AMADO

enero 9, 2009 por Txetxu 1 comentario

Leo la Palabra (Marcos 1, 7-11)

Así comenzó la buena noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios. Se presentó Juan bautizando en el desierto. En su proclamación decía: “Después de mí viene uno más poderoso que yo, que ni siquiera merezco agacharme para desatar la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con el Espíritu Santo.”
Por aquellos días, Jesús salió de Nazaret, en la región de Galilea, y Juan lo bautizó en el Jordán. En el momento en que salía del agua, Jesús vio que el cielo se abría y que el Espíritu bajaba sobre él como una paloma. Y vino una voz del cielo, que decía: “Tú eres mi Hijo amado, a quien he elegido.”

  Medito la Palabra

Así comienza el evangelio de Marcos, el más breve de los cuatro evangelios. Marcos no narra el nacimiento de Jesús ni su infancia. Comienza presentando a un Jesús adulto, desconocido, que acude a la fila de los que se bautizan con Juan Bautista. Si nos damos cuenta, lo primero que se dice de Jesús es que es el «Hijo de Dios» y el «Mesías». Es decir, Jesús para Marcos es el predilecto de Dios, aquel que está lleno del Espíritu Santo. Haciéndose solidario con el pueblo, en el inicio de su misión se pone detrás de los que han de ser bautizados por Juan.

Cuando Jesús sale del agua del Jordán, la voz de Dios proclama: “Tú eres mi Hijo amado, a quien he elegido”. Cuando se dice que Jesús de Nazaret es el hijo amado, el predilecto, se manifiesta su misión divina. Para Jesús, igual que para todos nosotros, es el inicio de un camino, de una misión. Ser bautizados significa ser seguidores e imitadores de Jesús, que se convertirá en el guía de nuestra vida.

Hoy se acaba el tiempo de Navidad. Hoy también comienza para nosotros un año lleno de posibilidades. Lo que se nos pide es que veamos el nuevo año como una «misión». Lo mismo que Jesús, nosotros hemos sido bautizados, y se nos invita a vivir con la confianza puesta en Dios, como «Hijos amados». A nuestro encuentro Dios vendrá, por medio de las lecturas de la Eucaristía, y también a través de tantas personas que tocarán a nuestra puerta. Jesús, hizo consistir su «misión» en curar a los enfermos, consolar a los que sufrían, perdonar a los pecadores, resucitar a los que estaban muertos, enseñar los caminos de Dios y la buena noticia de la salvación.

Nosotros también podemos hacer estas cosas, podemos socorrer a los enfermos, dar vida y esperanza (resucitando sus miedos) a aquellos que piensas que no tienen posibilidades, dando ejemplo con nuestra vida. Jesús siempre tuvo tiempo para los pobres, para los sencillos, para los niños, para los que sufrían, siempre tuvo una palabra para aquellos que la necesitaban. Nosotros como seguidores suyos ¿estamos dispuestos a hacerlo?  

  Rezo con la Palabra

Tú, me elegiste, Padre, el día de mi bautismo.
Me pusiste un nombre nuevo, y me llamasteL «Hijo querido».
Desde aquel día tú me cuidas y pones un escudo de cariño ante mí.
A medida que crezco me doy cuenta que me has dado una misión,
para que sea luz en medio de la oscuridad del mundo,
alegría para la tristeza de tantos,
manos tendidas para reparar toda violencia.
Haz que sepa responder sin miedo y coraje.
Dame para ello un corazón generoso y un espíritu indómito.
El tuyo Padre: tu Espíritu Santo.

Archivada en: Jesús te habla, Portada

LA FAMILIA DE JESÚS

diciembre 26, 2008 por Txetxu 1 comentario

                LEO LA PALABRA (Lucas 2, 22-40)

Cuando se cumplieron los días según manda la ley de Moisés, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor.  Lo hicieron así porque en la ley del Señor está escrito: “Todo primer hijo varón será consagrado al Señor.” Fueron, pues, a ofrecer en sacrificio lo que manda la ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones.
En aquel tiempo vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Era un hombre justo, que adoraba a Dios y esperaba la restauración de Israel. El Espíritu Santo estaba con él y le había hecho saber que no moriría sin ver antes al Mesías, a quien el Señor había de enviar.  Guiado por el Espíritu Santo, Simeón fue al templo. Y cuando los padres del niño Jesús entraban para cumplir con lo dispuesto por la ley, Simeón lo tomó en brazos, y alabó a Dios diciendo:
“Ahora, Señor, tu promesa está cumplida:
ya puedes dejar que tu siervo muera en paz.
Porque he visto la salvación
que has comenzado a realizar
ante los ojos de todas las naciones,
la luz que alumbrará a los paganos
y que será la honra de tu pueblo Israel.”
El padre y la madre de Jesús estaban admirados de lo que Simeón decía acerca del niño. Simeón les dio su bendición, y dijo a María, la madre de Jesús:
–Mira, este niño está destinado a hacer que muchos en Israel caigan y muchos se levanten. Será un signo de contradicción que pondrá al descubierto las intenciones de muchos corazones. Pero todo esto va a ser para ti como una espada que te atraviese el alma.
También estaba allí una profetisa llamada Ana, hija de Penuel, de la tribu de Aser. Era muy anciana. Se había casado siendo muy joven y vivió con su marido siete años;  pero hacía ya ochenta y cuatro que había quedado viuda. Nunca salía del templo, sino que servía día y noche al Señor, con ayunos y oraciones. Ana se presentó en aquel mismo momento, y comenzó a dar gracias a Dios y a hablar del niño Jesús a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén.
Cuando ya habían cumplido con todo lo que dispone la ley del Señor, regresaron a Galilea, a su pueblo de Nazaret. Y el niño crecía y se hacía más fuerte y más sabio, y gozaba del favor de Dios.
                  MEDITO LA PALABRA

El evangelio de hoy nos presenta un pasaje familiar, de la vida cotidiana de la familia de Nazaret, la presentación de Jesús al templo. Un episodio lleno de simbolismo, anticipa aquello que Jesús hará y dirá en el Templo cuando sea grande.
De la familia de Nazaret no sabemos demasiadas cosas, pero una cosa si es segura: El Hijo de Dios quiso nacer y vivir en una familia y experimentar la existencia humana, precisamente en una familia pobre, trabajadora, que vivió momentos felices y de paz, pero también momentos duros, sufrió dificultades económicas, tubo que emigrar de su país, y sufrió la persecución y la muerte.

El evangelio de hoy no nos da soluciones técnicas, ni fórmulas preestablecidas en mejorar la vida familiar o social, pero nos da unas claves más profundas, humanas y cristianas.
Cuando Jesús entra por primera vez al templo, acompañado por sus padres, se encuentra con Simeón y Ana, que representan la tradición de Israel que acogen a aquel que es el enviado de Dios, como antes lo habían hecho los pastores y los magos de Oriente, pero sobre todo a la joven pareja formada por María y José.
 
Las personas mayores a menudo no pueden hacer muchas cosas, pero sí que pueden dar su testigo y ayudar los más jóvenes en su camino de fe, mediante su ejemplo o mediante una palabra oportuna.

Ojalá todos y cada uno de nosotros sepamos hacer como los personajes del evangelio de hoy, María, José, Anna, Simeón, que saben descubrir la voluntad de Dios en sus vidas y la acogen con valentía y fidelidad.
Los creyentes debemos potenciar en nuestros ambientes la actitud de fe, de unión mutua, de acogida y tolerancia de la que nos habla el evangelio. Es así cuando las familias y las personas en general encuentran su equilibrio, su salud, e ilusión por tal de seguir creciendo en valores de acogida, justicia, solidaridad…
                    REZO CON LA PALABRA

Somos antorchas que sólo tienen sentido
cuando quemamos y somos luz;
somos torrente de agua viva
nacidos para darnos y no estancarnos.
Libéranos de la prudencia cobarde
que nos hace evitar cualquier sacrificio.

La vida se da sencillamente y sin publicidad.
Por eso queremos seguir dándonos,
porque Tu estás esperando
en millones de ojos humanos.

Ayúdanos a descubrir tu voluntad
y a aceptarla para continuar siendo luz
a quienes nos rodean.

Archivada en: Jesús te habla, Portada

JESÚS NACE EN BELÉN

diciembre 23, 2008 por Txetxu Deja un comentario

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Archivada en: Jesús te habla, Portada

TU PUEDES…MARÍA («YES, WE CAN»)

diciembre 19, 2008 por Txetxu Deja un comentario

LEO LA PALABRA

Lucas 1, 26-38

A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea llamado Nazaret,  a visitar a una joven virgen llamada María que estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descendiente del rey David. 28 El ángel entró donde ella estaba, y le dijo:
– ¡Te saludo, favorecida de Dios! El Señor está contigo.
Cuando vio al ángel, se sorprendió de sus palabras, y se preguntaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo:
– María, no tengas miedo, pues tú gozas del favor de Dios. Ahora vas a quedar encinta: tendrás un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será un gran hombre, al que llamarán Hijo del Dios altísimo: y Dios el Señor lo hará rey, como a su antepasado David,  y reinará por siempre en la nación de Israel. Su reinado no tendrá fin.
 María preguntó al ángel:
– ¿Cómo podrá suceder esto, si no vivo con ningún hombre?
 El ángel le contestó:
– El Espíritu Santo se posará sobre ti y el poder del Dios altísimo se posará sobre ti como una nube. Por eso, el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios. También tu parienta Isabel, a pesar de ser anciana, va a tener un hijo; la que decían que no podía tener hijos está encinta desde hace seis meses. 37 Para Dios no hay nada imposible.
Entonces María dijo:
–Soy la esclava del Señor. ¡Que Dios haga conmigo como me has dicho!
Con esto, el ángel se fue.

  MEDITO LA PALABRA

El evangelio de hoy nos invita a decir si. Un si que también parte de Dios y se dirige a todos nosotros a través de una sencilla chica de pueblo, María. Pero también un si que es respuesta a este amor de Dios que representa de alguna manera los sí de tantos hombres y mujeres que han aceptado los planes de Dios en sus vidas.
Que se cumplan en mi tus palabras, es una oración que hemos oído e incluso que podemos haber pronunciado más de una vez. Aceptar la voluntad de Dios no es nada fácil. Pero a lo mejor durante este Adviento tendríamos que ver que es Dios y no nosotros el que sale al encuentro, que nos está preparando la Navidad y que está deseando venir en plenitud a nuestra vida.
Podemos preguntarnos como María, ¿Cómo podrá ser esto? A lo mejor pensamos que este mundo, o que nosotros mismos, no tenemos remedio, que siempre caemos en los mismos errores, que nuestra vida siempre gira alrededor de los mismos temas y preocupaciones.
La respuesta es la misma que se le dio a María, nosotros solos muchas veces no somos capaces de conseguir las cosas, pero con la fuerza y la ayuda de Dios, si que podemos.
Que este tiempo de Adviento, Dios escuche nuestra profunda y sincera respuesta: que se cumplan en mi tus palabras. Y que seamos capaces de acoger en nuestras vidas el amor salvador de Dios.

  REZO CON LA PALABRA

Padre, Tú nos conoces desde siempre,
conoces nuestra vida y nuestro corazón.
Todo lo bueno que hemos aprendido y comunicado
ha hundido su raíz en Ti.

Reserva en nosotros la capacidad de amar
y de servir con toda la fuerza del amor primero,
y sorpréndenos nuevamente recogidos
en tu presencia.

Haz posible lo imposible:
que nos comprometamos contigo para siempre
con un amor fuerte y responsable, fiel a los últimos,
a los pobres, y a los hermanos, en los que Tú,
Padre, estás presente.

Archivada en: Jesús te habla, Portada

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